Més alt
En Més alt, la instalación de Mireya Masó, un tren de feria con forma de avión-cohete gira a lo largo y ancho del gran espacio de La Capella. El aspecto de nave espacial del tren, al contextualizarse en esta arquitectura medieval construida para el culto, emula el giro de los planetas, el movimiento de trance de los derviches o la acción ancestral del hombre en sus ritos que imitan los movimientos celestes para fundirse en la energía del universo. Pero aquí la tecnología vuelve a ocupar el lugar de lo sagrado y se hace un ajustado comentario sobre el estado de la espiritualidad. El imaginario de cuerpos celestes que la cultura postindustrial ha construido es, en Més alt, un universo de cuerpos celestes artificiales, que sustituye la música de las estrellas por el sonido de los aviones. Aquí el tren no tiene destino. Para acentuar la relación con el valor semántico de la arquitectura, Masó dejó entrar la luz de la cúpula central de La Capella (habitualmente oscurecida) e hizo que el tren girara alrededor del eje que marca este hueco arquetípico en el centro del techo del antiguo templo. Así, el espacio de La Capella recobra su aspecto original y se potencia el valor alegórico de la arquitectura con la restitución de la verticalidad de la luz cenital. Més alt es una obra solar, pensada para el mes de junio, el mes de los días largos. El haz de luz gira sobre el suelo de La Capella y el tren gravita a su alrededor. Toda la obra se resume en este cambio de contexto. La irrupción del tren de feria, no manipulado, en el espacio de La Capella, nombra un imaginario colectivo que en Més alt aflora en toda su intensidad. El objeto-tren se aloja en una arquitectura que recobra su aspecto original. Para los fundadores del movimiento de la arquitectura moderna, los elementos constructivos de estas arquitecturas medievales se vinculaban entre sí con una armonía estrictamente funcional. Adquirían (por la calidad de sus relaciones estructurales) la categoría de máquinas. Masó recupera este aspecto de la historia del pensamiento moderno, pero desvela la subjetividad de estas construcciones (máquina y arquitectura) que estaba ausente en los textos de estos discursos fundacionales. La interactividad lúdica, abierta a los vecinos, que permite la presencia de este tren de feria en el barrio del Raval, llenó de niños el espacio.
Luisa Ortínez