A toda velocidad
A Toda Velocidad. Por un mundo mejor. La necesidad: Scalestric
Con este eslogan se presentaba a principios de los años setenta el primer prototipo del universalmente conocido juego de carreras de coches. Sin embargo, tres años antes los directivos y asociados de la corporación que lo lanzó al mercado rechazaron por incongruente y contrario a la moral de la empresa el prototipo anterior y, por consiguiente, el eslogan que lo acompañaba: "Cómprese un Scalestric".
Cinco años antes, el conocido y emprendedor hombre de negocios italiano Ennio Scala, anticipándose a las previsiones del mercado, diseñó un modelo que le había sido inspirado por la contemplación extática de los circuitos europeos de carreras de fórmula 1 que realizaba el entrenador y antiguo piloto R. Williams para la práctica de los pilotos de la escudería que dirigía. Scala, aficionado a las carreras de coches, frecuentaba con asiduidad los circuitos importantes y, cuando podía, visitaba los boxes y se relacionaba con los famosos del mundo del motor.
En la temporada 1965-1966, tras una apasionante carrera en el circuito de Monza, asistió como espectador privilegiado a la demostración que Williams, en aquella época primer entrenador del equipo que llevaría al estrellato a Niki Lauda, hacía de un artilugio al que gustaba llamar "complemento teórico-práctico del entrenamiento para un buen piloto de carreras". Los pilotos de la escudería que dirigía Williams estudiaban los circuitos reales a partir de los circuitos reproducidos en maqueta de dimensiones reducidas y practicaban con coches de juguete en lugar de jugarse la vida en las carreteras de asfalto. Ensayaban la carrera una y otra vez hasta que no había lugar para el menor imprevisto.
En más de una ocasión un accidente se saldó con una veintena de víctimas, entre piloto y espectadores "de riesgo", aunque todo se atribuía al deficiente "peraltado" de las maquetas de las pistas. Scala convenció a influyentes empresarios para que lanzaran el prototipo de Williams como accesorio para el aprendizaje de los nuevos códigos de circulación y anduvo en tratos con varios legisladores para proponer una ley que estableciese como obligatoria la adquisición del modelo a escala 1:50 por toda autoescuela en regla.
El negocio no prosperó por culpa de algún parlamentario escrupuloso y poco ambicioso. Sin embargo, un tiempo después Scala lanzaba el modelo como complemento para discotecas y otros lugares de esparcimiento.
Aconsejado por varios de los bufetes de abogados más prestigiosos de Europa, Scala lanzó por fin el Scalestric, auspiciado, financiado y respaldado por EXPA, multinacional dedicada principalmente a la exportación de excedente bélico de Norteamérica a países en vías de desarrollo con conflictos armados.
Scala, con la perspicacia que siempre le caracterizó, arropó el lanzamiento con sonoros eslóganes y un anuncio en televisión donde aparecían fugazmente los cochecitos a toda velocidad y una fotografía de dos señoritas muy a la moda de la época manejando el artilugio. El efecto fue inmediato: Scala se convirtió en millonario vendiendo miles de pistas de plástico y reproducciones a escala de los coches de carreras que patrocinaban las grandes fábricas de coches reales, entre ellas Skoda, Seat y Jimbojet, modelos que alcanzaron la popularidad en cuestión de semanas.
Favio Monza
Patrocina: Caja Madrid. Obra social
Medios de comunicación patrocinadores: El País i Ràdio 4
Colabora: Schilling