Azul Marino, Arte Téxtil a la Escola Massana
La Escola Massana presenta con esta exposición algunos trabajos realizados en el ciclo formativo de grado superior (CFS) Arte textil. Este CFS arrastra consigo una extensa historia que empezó en la antigua sección de Estampados, vivero fructífero de diseñadores del sector del textil catalán, dinamizador de la actividad pedagógica y generador de una constante actividad expositiva.
En esta ocasión se presentan trabajos que demuestran la gran proyección que puede alcanzar en la vida cotidiana esta actividad formativa, y que la sitúan plenamente en el terreno del diseño contemporáneo, donde ocupa ámbitos fundamentales de la actividad creativa, como el cuerpo, con sombreros, vestidos, camisetas; el espacio, con alfombras, separadores; el objeto, con tumbonas, complementos, bolsos, lámparas y joyas; y la imagen, con el color y aplicaciones de nuevos medios.
Una de las principales funciones del diseño contemporáneo es analizar y comprender las necesidades humanas y crear nuevas actitudes de comportamiento. Este reto no es nuevo para el arte textil, ya que la creación de segundas pieles para nuestro cuerpo ha supuesto desde siempre un uso con una clara función protectora, pero también ha generado complejos significados simbólicos que han transformado la mentalidad colectiva.
Por ello, la vida cotidiana, que es la destinación última de la capacidad creativa del arte textil, se ve reforzada por ser un proceso en el que se muestra la propia matriz del orden y el origen de todo lo creado. Así, hilar, coser, bordar, hacer nudos o tejer, entre la urdimbre y la trama, son operaciones tecnológicas muy antiguas que llevan el sello de todo aquello que, aun siendo de la máxima utilidad, se revela como simbólico y se convierte en el origen y parte del libro del mundo que debemos aprender a leer en su auténtico significado. El hilo y sus entrecruzamientos designan físicamente todo lo que debe unirse, y por ello la palabra hilo es la más adecuada en muchas y variadas culturas para referirse a la transmisión espiritual y a la vida.
La ciencia y la física teórica contemporáneas han mostrado su interés por los vínculos invisibles que unen los objetos con los observadores, no pudiendo evitar la imagen del hilo como gran ejemplo formalizador de que nuestra mente y el mundo están compuestos de los mismos elementos, y de que todo depende de la escala con que se mire para que se manifiesten las diferencias. Benoît Mandelbrot, en sus estudios sobre la fractalidad, no puede evitar la fuerza ejemplificadora del hilo, y defiende que la dimensión física de este elemento obedece a apreciaciones subjetivas y a los distintos grados de resolución de nuestra mirada. Demuestra que un ovillo de 10 cm de diámetro, realizado con un hilo de 1 mm de sección, encierra, de forma latente, varias dimensiones diferentes. Desde 10 m es un punto, desde 10 cm es una bola tridimensional y peluda, desde 10 mm es un conjunto de hilos, desde 0,1 mm cada hilo es una columna, desde 0,01 mm cada columna se convierte en fibras filiformes, y así sucesivamente. La explicación de Mandelbrot sobre el objeto fractal se centra en el hilo, y no lo elige por casualidad. Al contrario, sabe que el hilo, materia prima del arte textil, constituye la mejor manera de explicar lo que el científico conoce mejor que nadie, y es que, a pesar de que en cada fase de observación de la naturaleza de la materia parece que se den grandes saltos, y muy variados entre sí, está fuera de toda duda que existe otro hilo, esta vez invisible y difícil de tejer, que une todas las partes, por muy distintas que puedan parecer a nuestra mirada.
La Escola Massana desea contribuir a crear, dentro del Año del Diseño, una alquimia transformadora a partir del arte textil, ya que ha quedado demostrado que este arte tiene la capacidad, dentro de las coordenadas X e Y, entre la trama de verticales y horizontales, de capturar con la estrategia de la araña todas y cada una de las parcelas de la realidad, pasando por el cuerpo hacia el infinito, e irradiar de forma filiforme una energía renovadora de la actitud y de la vida de hombres y mujeres.
Jesús Martínez-Clarà
«Bajo las frondas escarlata de los altos árboles de otoño, cuarenta hombres se pusieron en corro con sus flautas y el gran viento de las colinas barrió los bosques de pinos, dando a la música sus armonías salvajes. Entre el naufragio de hojas en constante remolino, extendidas por doquier, la Danza de las olas del mar azul nació de pronto en todo su esplendor magnífico. Y entonces una extraña sensación próxima al miedo embargó a los espectadores.»
TUMBONAS
«Y Man Ray escribe: "Durante nuestra estancia en Trieste, lo que nos chocaba no era lo monstruoso, sino su evidencia. Por eso nos refugiábamos en las tumbonas. ¡Qué placer volver a la infancia y descubrir, de nuevo, la indisciplina! Y procurábamos no movernos demasiado".»
SOMBREROS
«[...] yo creo, creo que hace mucho, mucho tiempo, en alguna parte, tomé otro sombrero, por confusión, comprobando asombrado que me sentaba tan bien, teniendo, como tengo, una forma de cabeza tan especial.
Y miré en el sombrero y entonces... Sí, sí, allí estaba en letras doradas la etiqueta sobre el forro blanco: Athanasius Pernath. Me asusté del sombrero y me dio miedo, no sabía por qué.»
ALFOMBRAS
«Todavía puedo verle allí, sobre mi alfombra, iluminado por el fuego del hogar, con su chaqueta moteada y su rostro deslumbrante deseoso de mostrarse tierno ante mi juventud.»
ABANICOS
«El hombre franqueó la puerta entreabierta y comenzó su colecta, cuando una niña tocada con una larga túnica amarilla llegó a él, luego de atravesar una bonita puerta corredera, y ofreciéndole un abanico blanco perfumado de incienso le dijo: "¿Deseáis algo para colocar las flores?". Y le entregó el abanico.»
PAÑUELOS
«Hervé Joncour sintió resbalar el agua por su cuerpo, primero sobre las piernas y después a lo largo de los brazos, y sobre el pecho. Agua como aceite. Y un silencio extraño a su alrededor. Sintió la ligereza de un velo de seda que descendía sobre él. Y la mano de una mujer -de una mujer que lo secaba- acariciando su piel por todas partes: aquellas manos y aquel paño tejido de nada.»
SEPARADORES
«Deseoso de verla aun cuando fuese acompañada de otra persona, Genji se deslizó fuera de su escondrijo y pasó entre las dos cortinas; la mampara que había facilitado la entrada del niño estaba aún abierta. Podía dirigir la mirada a lo largo de todo el pasillo, hasta la habitación situada ante ellos. El biombo que protegía la entrada a esta pieza estaba en parte plegado, y a causa del calor excesivo habían sido recogidos los tapices de los divanes para no molestar. De esta forma su vista podía dominarlo todo.»
VESTIDOS
«Una descripción de los vestidos de la gente puede hacerse molesta, pero en una historia lo primero a contar sobre los personajes es, invariablemente, lo que llevan [...] vestía un kimono de color violeta oscuro, sin forro, y una especie de chal le caía sobre los hombros [...] su amiga sentada frente a ella. Su vestido era de tejido ligero y blanco, y de sus espaldas caía descuidadamente un manto bordado de flores rojas y azules. Tenía sin cruzar el vestido y mostraba el cuello y los senos desnudos. Se veía también el leve cinturón escarlata que le ceñía el traje.»
FIELTROS
«El que Beuys sobreviva al accidente de guerra es un milagro, y éste lo debe a un grupo de tártaros nómadas que a su paso por aquella zona descubren en la nieve profunda los restos del avión Stuka y a Beuys gravemente herido. Lo llevan a una de sus tiendas de campaña, donde lo curan durante ocho días, casi todos ellos inconsciente, lo curan con sus remedios caseros, ungen sus graves heridas con grasa animal, lo envuelven en fieltro para que esté caliente y lo alimentan con leche, requesón y queso.»
AÑIL
«Peter Greenaway realizó en 1996 una película que llamó The Pilow Book (El diario íntimo), basada en el título y en parte en la historia de una obra literaria autobiográfica escrita en Japón por la princesa Sei Sho Nagon hace más de mil años. En este libro, escrito por secciones, ella va diciendo aquello que le agrada y lo que no, con estilo sencillo, femenino y con una fuerte carga poética. Entre las cosas elegantes que le gustan se encuentran: cortar hielo en un cuenco de plata, los cerezos con nieve, un niño comiendo fresas, un racimo de glicinas, dormir en una habitación con un suave olor de incienso... Y entre las que hacen latir su corazón: las sedas de color añil, las flores de color añil, las telas de color añil y, sobre todo, el papel añil.»
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