Estat de la qüestió
Estat de la qüestió

Connie Mendoza, Disfunció, 1994

Estat de la qüestió
Estat de la qüestió
Estat de la qüestió

Alicia del Peso, Projecte per Biblioteca, Sala d'exposicions i conferències a La Capella de l'Antic Hospital, 1994

Estat de la qüestió

Marta Gombau, diseño del estampado / Rafa Mateo, diseño del objeto, 1994

Estat de la qüestió

David Aparicio, Llit Negre, 1994

Escola Massana

Escola Massana: Estat de la qüestió

Del 3 al 26 de junio de 1994. Escola Massana

He dado vueltas y más vueltas y no acabo de estar seguro de que realmente nos entendamos. ¿Qué significa estado de la cuestión? De qué, o de quién, tratamos de saber el estado en este momento, y por qué?

Lo lógico, parece, es pensar que el estado de la cuestión debe entenderse en el sentido de no hacer fantasías sobre una falsa realidad, verdadero o sustancial, que no existe o, también, en el de manifestar que la estado de la cuestión es el menos tanto verdadero o sustancial como una supuesta situación ideal. Y que la cuestión no es otra que saber el estado de la Escuela Massana, dado que todas las obras presentadas en la exposición son hechas por alumnos de esta institución.

Así pues, está claro que el estado de la cuestión es una presentación del estado de la Escuela Massana en este momento. O planteando de otra manera: ¿cuál es el estado actual de la Escuela Massana? El estado que podemos ver en esta exposición.

Lo que tiene de malo esta interpretación, sin embargo, es que enunciarla es una sandez. Y les diré por qué pienso esto. Como dijo Martin Heidegger, aprender es una forma de tomar en la que el que toma sólo lo que en el fondo ya tiene. Enseñar, pues, es un dejar aprender. Así, tomar sólo lo que propone el maestro o la escuela no es aprender. Por lo tanto, independientemente de la mayor o menor calidad de lo que muestra esta exposición, en cuestión no puede ser la escuela. Al contrario, la cuestión deben ser las obras y lo que estas dicen de la capacidad individual de aprender de sus autores, lo que no sólo tiene que ver con la enseñanza sino, también, con la creación, con el arte y con el mundo, con la voluntad y con la reflexión, con la ilusión y con la desilusión, y con la existencia, cosas todas que trascienden, afortunadamente, la realidad de una escuela, el estado de las cosas de cualquier escuela.

Es por ello que el estado de la cuestión no debe entenderse, en modo alguno, como resignación o fatalidad. Al contrario, la suerte de tener unos alumnos con una gran capacidad de aprender y la suerte de poder aprender mientras los enseñamos nos obliga a fantasear sobre una situación ideal. Si, como se ha dicho lo que deshace la extrañeza inicial, la intuición, la cavilación que lleva a la reflexión y al conocimiento, es la admiración, tenemos que agradecer a muchos de los alumnos de la Escuela Massana de 'habernos admirado con sus obras.

Quienes ahora exponen tienen el derecho de hacerlo por mérito propio. Artistas o artesanos, diseñadores, no importa como llamamos en esta ocasión, todos son merecedores, por su generosidad con nosotros, de esta oportunidad de poner sus obras a la consideración del público. Han sido y están aprendiendo el trabajo más difícil de la construcción: dar forma a lo que revela un orden y una organización, tanto si es útil o no, tanto si se puede explicar como si no, mediante el entendimiento, ya sea agradable como si no, tanto si produce placer como si no. Sus obras responden al único impulso del que puede nacer el arte, hacerlas independientemente su rentabilidad, porque sí, por gusto, con delicadeza, con gracia.

Aprendices del difícil oficio de poeta que se han ganado, y han ganado para nosotros y para la Escuela Massana, el derecho a esta << cámara dorada >>.