24 icones per segon
En las dos capillas, Martí Cormand presentó 24 iconos por segundo. La imagen ideal del hombre, que evoca el Uomo Vitruviano de Leonardo, sometida a un proceso inquietante de metamorfosis hacia una morfología animal. La instalación se resuelve sobre los muros de una de las capillas en una sucesión de círculos que encierran tres momentos, o frames, de este proceso transformativo, que se presentan como testimonio de la revelación de una realidad interior, o como una transmutación en el lado oscuro del alma. El espacio, con las paredes pintadas de negro, deja aparecer los tres círculos blancos que encierran las imágenes. La luz azul que tiñe el ambiente provocaba el trampantojo de estar viendo bien unos círculos flotantes o bien unos huecos circulares que abrían el muro a un espacio virtual donde la representación estaba suspendida en un espacio tridimensional. Cormand nos recuerda que el plano de la pintura es un espacio cóncavo, penetrable y transitable. Aquí, unas extrañas formas animadas, en psicológico blanco y negro de carbonilla, parecía dolerse en cuerpo y alma de este proceso transformativo. En la capilla contigua, ahora con las paredes blancas, una sola imagen protoorgánica nos observaba desde el fondo del espacio, incorporando el valor de icono perverso y ambiguo.
Luisa Ortínez