Adrià Julià

Utopia, Ohio

Del 9 de junio al 24 de julio de 2011. Sala Gran. BCN Producció'11

Adrià Julià (Barcelona, 1974). Ha presentado exposiciones individuales en el Museo Tamayo (México D.F.), Insa Art Space (Seúl), OCMA (Newport Beach), LAXART (LA), Artists Space (NY), Room Gallery (Irvine), Sala Rekalde (Bilbao), Galería Soledad Lorenzo (Madrid), Sketch (Londres) y La Virreina (Barcelona). También ha participado en exposiciones colectivas en Generali Foundation Viena, Akademie der Künste Berlin y en las bienales de Lyon 2007, Mercosur VII y São Paulo XXIX. Actualmente es investigador invitado en Jan van Eyck Academie y vive entre los Países Bajos y España.


Prefacio: Una patata, la deshacemos, la reconstruimos y nos encontramos con una kartoffelklöße.

La temperatura aquí es de 12,39 grados, con una humedad del 54%. 
Para que quede constancia, anotaremos estos datos.

Melinda Smith


La exposición "Utopia, Ohio" presenta un conjunto de obras inéditas –entre esculturas, textos y películas de 16 mm– que giran en torno a la catástrofe y al fracaso. El artista toma como punto de partida la revisión del proceso de trabajo extrínseco y visible, el análisis de los resultados y la recopilación de situaciones y datos originados a partir de un acontecimiento histórico determinado: la desaparición de las comunidades utópicas del siglo xix basadas en los escritos de Charles Fourier.

Julià visita la ciudad de Utopia, a unos 70km al sureste de Cincinnati, donde en 1846 los últimos miembros de una breve colonia de fourieristas que habían vendido un edificio de ladrillos –un pequeño falansterio– a un grupo de espiritualistas que decidieron trasladarlo, ladrillo a ladrillo, a la orilla del río Ohio. El 13 de diciembre de 1847 los espiritualistas celebraron con un baile el primer día del edificio reconstruido, mientras llovía y el río Ohio crecía hasta provocar la mayor riada en cien años que acabó por llevarse todo y todos por delante. Según algunos residentes actuales de Utopia, ahora se pueden oír voces de los que celebraban aquella fiesta, verlos salir del río y cruzar la carretera comarcal. Melinda Smith, investigadora de actividades paranormales del este de Ohio, realiza una investigación en el espacio subterráneo que pertenecía a los utopistas. El agua vuelve a ser la protagonista y las goteras interfieren en la investigación. Interesado en las interrupciones e imperfecciones naturales, Julià deja que factores predeterminados o causales dicten el proyecto. Por ejemplo: la duración de una película está determinada por la dimensión de la cámara y el tipo de película que lleva; en otra situación, la imagen y el sonido dan protagonismo a las condiciones insuficientes de luz, o bien a las interferencias atmosféricas. Un rodaje llega a su punto final cuando lo interrumpe un guardia de seguridad.

Las estructuras arquitectónicas que Julià propone no pretenden copiar unas existentes, ni buscar una armonía del espacio con una función predeterminada y aparente, sino que proponen ser susceptibles a reaccionar a los desplazamientos y humores de sus ocupantes o visitantes sin subordinarlos a un orden. Los distintos elementos de la exposición generan un conjunto de fantasmas que cartografían, reflejan o proyectan narrativas y proposiciones que se alejan del mundo distante al que se refieren. Construyen un paisaje -siempre vinculado a la actividad humana, la presencia y la representación tecnológica de la historia y del alma de los objetos– que recorre simultáneamente temporalidades distintas.

Con la colaboración especial de Débora Antscherl.

Agradecimientos: Chris McCarty, Kevin McCarty, Mary Ellen McCarty, Michael McCarty, Melinda Smith, Dorrie Tattersall, Berto Aussems, Ron Bernstein y Roger Miralles.

 

Colaboradores

Cafè Schilling

El Periódico