7 Pecados capitales
LOS 7 PECADOS CAPITALES
Escola Massana
A menudo, la creatividad –en los distintos ámbitos del arte, la comunicación visual, la creación de objetos y de espacios– se nos muestra de distintas maneras, en diferentes temas a través de la obra del artista. Tal vez una de las revelaciones más interesantes del artista son sus miedos, sus lucros, sus pecados. Pecados que lo convierten en humano, en ser próximo, con inquietudes que rompen normas, que abren puertas tal vez prohibidas o, como mínimo, polémicas. Los siete pecados capitales recogen en gran parte esta actitud reveladora del artista ante el espectador. Una confesión que el espectador debe digerir para perdonar o culpar al artista. Para entenderlo o condenarlo.
La exposición se convierte en un lugar de confesión del arte y de encuentro entre el espectador y el artista a través de su obra; donde la obra es la confesión, el artista es el pecador y el espectador representa la visión crítica. El espectador es quien, en solitario y de forma exclusiva –forma individual–, debe juzgar la obra y, al mismo tiempo, también pecar.
Lujuria
Pensamientos o deseos obsesivos o excesivos de naturaleza sexual. Amor excesivo hacia los demás. Su castigo, ser asfixiado con fuego y azufre.
Gula
Consumo excesivo. El castigo correspondiente, comer ratas, sapos y serpientes vivos.
Avaricia
Acumulación y posesión compulsiva. La penitencia, un baño en aceite hirviendo.
Pereza
Tristeza del alma, huir de las obligaciones espirituales o divinas. Esta conduce a una fosa con serpientes.
Ira
Odio y enfado descontrolado. Su castigo, el desmembramiento.
Envidia
Deseo insaciable de lo ajeno. Se castiga con un baño de agua helada.
Soberbia
Deseo compulsivo por el estatus. Considerado el más grave de los pecados y origen de todos los demás. Penalizado con el cruel método de tortura de la “rueda”.
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